¿CÓMO CONOCISTE A UMBRAL?


La Fundación Francisco Umbral junto con la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Majadahonda, lanzarón esta iniciativa durante el primer confinamiento que sufrió toda España por causa del Covid 19.

Entre los meses de Marzo-Junio 2019 y experimentando este encierro, fueron muchas las personas que nos enviaron su historia. Todos ellas, valiosas, originales y emotivas. Unas de talla más literaria, otras, simplemente recogen una vivencia en tono coloquial y algunas acompañadas de fotografías que inmortalizan el momento o el sentimiento. Las iremos publicando mes a mes en nuestra web. Esperamos que disfrutéis de estas historias como nosotros lo hemos hecho. ¡Muchas gracias por participar y hacernos revivir a Umbral! .


Ana Godoy Cossío

Doctora en Literatura Hispanoamericana UCM

OH, UMBRAL

Fue la expresión motivadora que resonó en mi mente durante el tiempo que investigué su vida/obra. Un enunciado de dos palabras que, sin embargo, abarca un amplísimo significado. Umbral decía que “hay escritores que llegan a incorporarse a nuestra vida, a circular por nuestra sangre y sus libros son una extensión de nuestra biografía”. A mí me ha sucedido lo propio con él, tanto así que me ha dejado una importante huella. Desde que lo conocí en el Máster de Literatura Española, en la clase de Fanny Rubio, sentí que su voz me indicaba una Travesía de Madrid y un camino para investigar. Fue la primera señal que seguí durante la elaboración de mi Tesis Doctoral. Después de más de 5 años, esta convivencia diaria con él se concretó en varios artículos publicados y en el libro Arquetipos femeninos: Francisco Umbral y Mario Vargas Llosa. Obras y vidas paralelas. Un ensayo que propicia el encuentro entre América y Europa, a través de la literatura.

Confieso que atravesar los pórticos de ingentes datos biográficos no fue fácil. Su vida escurridiza se mimetizaba entre la abundante producción literario-periodística y el enmarañado contexto histórico-social que vivió. Confieso que conocerlo, comprenderlo y decodificarlo me ha supuesto un doble y añadido esfuerzo, en medio del mar bibliográfico, sin embargo, sus propios textos fueron mis faros de teoría y práctica.

Durante la etapa de trabajo en la Biblioteca Nacional de Madrid, su retrato colgado en el pasillo principal, junto a otros Premios Cervantes parecía transmitirme un mensaje indescifrable sobre el óleo. Su mirada incrédula, ante el montaje y desmontaje de su vida/obra, me desafiaba un reto cada día. “Mis claves literarias valen más que la verdad”, fue la frase-brújula que permitió decodificar la totalidad del hombre/escritor, “hombre/obra” y el ensamblaje de los hitos panorámicos de su escritura. Toda su obra es un continuo espejo multifocal de su propia imagen y de las mujeres del siglo XX que gravitan en su cosmos ficcional/no ficcional.

Umbral pintó todos los matices de la mujer plural, con los colores de la libertad, la rebeldía, la verdad y la mentira, en armonioso diálogo con el cine, la pintura y la música. Un Picasso que ha perennizado al universo femenino, como el mayor cartógrafo, prosopógrafo y retratista contemporáneo en España. En esa genialidad que atrapa todos los tiempos radica su inmortalidad. Un escritor de cabecera al que no se termina de leer, porque su voz se reaviva en cada nueva lectura.

Para mí, leerlo ha sido una experiencia gratificante y un aprendizaje extraordinario. Ha significado deshojar al lírico, descifrar al filósofo, comprender al niño, coincidir con el irónico, observar al hombre multiforme y fusionarse con su mirada. A los trece años de su desaparición, sus palabras siguen repiqueteando en mi mente como un péndulo al mismo ritmo: Oh, Umbral.

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