Artículos Francisco Umbral

Rodríguez Sahagún


Político intelectual, ni intelectual ni político, hombre de ideas largas y cabellos cortos, Rodríguez Sahagún, con un pasado barroco de mercader del arte (arte de los mercaderes), viene realizando en el Ayuntamiento de Madrid un trabajo peor que vil: doble.El CDS que representa Sahagún es la ambigüedad cristalizada en partido, es el partido de la ambigüedad, es el cometa Bradfleld recién descubierto en California, y que no sirve para nada, es "el águila de dos cabezas", de Jean Cocteau, que la otra noche estrenamos en el Albéniz, o sea el Centro: la cabeza del rey anarquista (Suárez, el falangista demócrata) y la cabeza del anarquista rey (Sahagún, el liberal socializante, el capitalista/populista). "Si Gerencia no retira su proyecto, el CDS votará contra los presupuestos". Larroque ya le ha contestado, y bien: "Si no se aprueban los presupuestos, el Ayuntamiente, no hará inversiones en el 88". La política de Sahagún en el Ayuntarmento es la de Suárez en la Historia, claro: lástima que Suárez no haya leído a Cocteau, porque él es el águila de dos cabezas en una sola. "Cuando el rey mató su primer águila, se asombró de que sólo tuviese una cabeza", dice Cocteau. Cuando Suárez mató el franquismo, se asombró de que Franco sólo tuviese una cabeza. El CDS, en el Ayuntamiento y en la Historia, juega a complementar al PSOE contra la derecha, cuando le conviene. Se empieza por complernentar al Poder y se acaba siendo el Poder.



El juego de Rodríguez Sahagún, este elegante de la pintura elegante, este coleccionista de la pintura que da dinero, este coleccionista del dinero que da la pintura, está llevando muy bien el doble juego, las dos cabezas del águila suarista, en la heráldica municipal: apoya al PSOE contra AP y deja caer al PSOE allí donde puede sustituirle: hay que ir llenando huecos. Sahagún, como su señorito, es un políticode la política, un manierista y un barroco, cual muchos de sus artistas coleccionados/mer-cadeados. El juego es sutil, sí, pero todos tenemos ya un cuentahilos para medir estas cosas. Delicadísimo ballet municipal el de Sahagún, como el de la rusa esa que ha venido ahora. Lástima que, tras El lago de los cisnes, se vea tanto el cisne/águila de dos cabezas: Suárez.

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