Artículos Francisco Umbral

Zapatero y el lobo


El señor Zapatero sacó ayer su última doctrina vendiéndonosla como una campaña contra la crispación. Cuando años ha tomara el poder habló mucho del talante, de su talante, pero luego ha perdido la frase, el tópico, por el camino y ahora la hace del revés. Su naipe favorito, o sea pacificación contra crispación, parece ya un juego sucio que no quiere decir nada. Ahora comprendemos que ZP atraviesa el bosque como Caperucita, para dejarle provisiones a la abuelita, que tiene un doble psicológico ocultando su verdadera personalidad. ZP no esconde un político republicanísimo cuyas provisiones se ocultan en el fondo de armario, como las de mamá. ZP se oculta tras estas siglas que están entre la abuelita y el lobo feroz. Nuestro gran político se maneja con ese fondo. Ha ido todo el camino arrojando migas de pan que le marquen el itinerario de vuelta a casa, pues ya adivina que la abuela le va a torcer el camino o a acostarse con él. El camino es largo y las elecciones municipales se han celebrado en lo más profundo del bosque, donde todavía votan y alborotan los solitarios como Llamazares, la Sabanés, Simancas y toda la hueste electoral celebrando su fiesta beligerante. ZP ha sido la venturosa y aventurera criatura que repartió riquezas entre las comunidades peninsulares, entre los nuevos republicanos municipales, entre los funcionarios jaraneros y los ediles de zambomba, entre los alcaldillos de Fraga y los trepas y tropas de la España municipal y auñona. Ahí le tienen, todavía trapicheante, de vuelta a casa ni vencedor ni vencido sino poniendo en circulación un nuevo estigma político que todo el mundo acepta porque nadie lo entiende, o sea: la pacificación es del que dice que España se la suda y la crispación es del serenísimo Rajoy, que resulta que también tenía talante y ahora lo ha sacado en plan lobo feroz, tipo abuelita, modelo fondo de armario, asimismo. Han sido éstas unas elecciones donde todos han expuesto en la Feria del Libro su personal bagaje a la manera de Pulgarcito, pues estos cuentos sobreviven a toda la ordalía de los años pasados. Quedarán las mujeres, como siempre, feminizando la Historia y bailando con las Tres Gracias para el público del Retiro. Lo que se busca en unos comicios extensos es que el pueblo, que sí tiene talante, se familiarice con otros pueblos que están impacientes por gobernar. Los ciudadanos más recientes han descubierto de pronto la palabra fácil de Felipe González, que ya se jubiló del Lobo Feroz o el señoritismo de Zapatero, que, como todos los gerifaltes de cuarenta años democráticos sin bajarse del coche oficial, vuelve al misterioso fondo de armario para llorar esta victoria desastrosa o este desastre victorioso entre el roperío parisino de Sonsoles. Lo cual que a nuestra dama no le han hecho fotos porque no se deja, que ésta no es como la Pantoja, pura raza acudida en nombre de la España eterna, alcaldesa total al costado de su hombre recastado y maduro que la hace feliz y se la ha comido ya en figura de Lobo Feroz. En este alcalde se resumen los alcaldes de Lope, que ahora vuelven al españolísimo modelo andaluz.

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