Artículos Francisco Umbral

Redondo


El puño es el sindicato y la rosa es el partido. La flor es el partido y el fruto es el sindicato Siempre ha sido así, desde que existen puños, sindicatos, rosas, partidos y frutos. Nicolás Redondo fue el proletario/revelación del finado 87.Nicolás Redondo es hoy, naturalmente, mucho más que Nicolás Redondo. Es/supone la confirmación de una teoría freudiano/política que identifica al sindicato con el yo y al partido con el superyo. Cuando estos dos entes funcionan armónicamente, el individuo vi bien. Cuando se disocian, Ferraz es una casa de locos. Por eso conviene que relean a Freud en el próximo Congreso en voz alta, y se reconcilien. Cien años de honradez y proletariado se levantan hoy en Nicolás Redondo, oportuna o inoportunamente. Y con NR se levantan todos los muertos del cementerio civil, de modo que no se trata sólo de una negociación colectiva, sino de una lírica escisión en el alma del socialismo, escisión que debería atender, quizá, mi amigo, médico y maestro Rof Carballo Aquí, el PSOE se enfrenta consigo mismo, al fin, con su pasa do, su presente y su futuro, y con todos los tiempos verbales que ustedes quieran. El PSOE puede cambiar de dirección histórica, pero ahora está pasando por la catarsis/ordalía de Redondo, que, contra el regocijo de la derecha, es beneficiosa para todos.



 



Redondo, insistimos, es ya mucho más que Redondo. Quizá, mucho más de lo que él mismo sabe o supone. La lucha de clases, expulsada de la so ciedad por el neocapitalismo consumista, el capitalismo light y el chupachús, se refugia/reproduce en el interior mismo de los partidos que nacieron para la lucha de clases. En el PSOE hay ya una Nomenclatura que se ha hecho soluble en Europa y un proletariat que sigue fijo en su idea berroqueña, con esa testarudez que Lenin atribuía a los hechos. (En la ciencia, en la biología, en la fisiología, en la genética, en Einstein y posteriores, la escisión fecunda de una célula en dos, y de cada una de ellas en otras dos, hasta el infinito, es una verdad que explica la vida.) Entre los comunistas se está produciendo algo parecido, pero el fenómeno es, al mismo tiempo, más reducido y más complejo. Y en cuanto a la derecha, la multiplicación de los hechos responde nada menos que a una observación de Schiller: "La belleza es una imposición de los fenómenos". Y los fenómenos sociales no permiten hoy a la derecha histórica ser bella, ni ser derecha, o ejercer como tal. çO O sea, que en Ferraz deben estudiar un poco de cuántica y de Romanticismo para comprender, compendiar y remediar el fenómeno. Redondo, con su voluntarismo de cazadora/impermeable, es, más que un hombre, una ley post/einsteniana. Redondo tiene el puño y González tiene la rosa: González levanta los pies del suelo, levita hacia el futuro, hacia una Europa redimida de Rusia y una América redimida de Reagan (Reagan siempre vuelve, como Franco).



La piedra sobre la que se ha edificado esta iglesia lastra un poco las botas de González, botas de pescador en Doñana. Todo partido tiende a organizarse como un individuo (no hay otro modelo que el humano), y el individuo acaba siempre en la neura y la depre. Eso hay que corregirlo para eludir la dispersión y salvar el proyecto. Depresión suele ser escisión en dos. Hoy, la realidad limita al Norte con la Moncloa. A partir de la Moncloa empieza el sueño/2000, al que también nos debemos. Pero Redondo sigue empujando la roca de la realidad. Redondo es El mito de Sísifo. González es Alicia en el país de las maravillas.

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