Mira quién baila
La derechona rampante no sólo hizo una campaña eficacísima en las elecciones sino que además ha dejado un rastro de hallazgos e inventos oportunísimos y usaderos para futuras campañas y novedades. Así, esta gamberrada del baile circular a bote pronto, porque son una derecha ilustrada y siempre tienen ocasiones para desbaratar al señor Sebastián o conjuntar votos libérrimos. Por ejemplo esto de «mira quién baila». En sus reuniones más propicias cara al público se lucen con esa especie de coros y danzas que nos recuerda los Coros y Danzas de la Sección Femenina, que es lo que le mola a estos sindicalistas: Esperanza Aguirre, Gallardón 'de los Gallardones', los hermosos segundones, Mariano Rajoy y en este plan. Ahora que Putin nos amenaza como cuando entonces, tipo División Azul, hay que burlarle con el folclore falangista. Lo cual que estos héroes de la democracia se cogen de las manos, empiezan a dar botes como posesos y se bailan una especie de jota aragonesa acelerada dando a los otros partidos una lección de unanimidad, de optimismo político y de beligerancia folclórica. Mira quién baila. El público espectador de Génova presiente a Esperanza, Rajoy es una falla valenciana en versión Rolling Stones y queda demostrado que la derechona es ya otra cosa y sólo falta que le den el mensaje de John Lenon a don Manuel Fraga. Ahora es cuando creo yo en esta derecha marchosa y rompedora, y creo que se me nota. Un partido que supera sus contradicciones interiores, cosa que no hacen otros, es un partido modelo de la escritura contra uno mismo, que es lo que ha traído la autocrítica de los zánganos de Génova. Estos zánganos practican la jerga inversa del existencialismo mediante la verité, se declaran en público a su musa, la chica Espe y no como Zapatero, que se ha declarado a la negra Rice, y no hay nada que hacer, que es una chica decente. Los partidos políticos, como los hombres que piensan, como ZP, como las señoritas de Copenhague en bolas, son ejemplos de progresismo pensante, honradez castrista, ahora que vuelve Fidel pasado por el mal rollo de la televisión. Así las cosas, el PP se sitúa en el centro/centro, gracias al invento de esa especie de jota japonesa que los líderes de Génova se han inventado y practican de sol a sol para luego bailarla toda la noche en las discoteques donde vuelve a brillar por sus lomos la nieta de Franco, que se besa con un marido gordo. Un partido que principia sus noches blancas desafiando a Putin es lo más avanzado que puede ofrecernos la izquierda política en los países clásicos. Todavía no han visto en el extranjero uno de estos bailetes que se marcan los trasnochadores que están dejando atrás a la izquierda viciosa y socialistona de 'Pepiño' Blanco, que está acuñando la nueva retórica del presidente para hundir a Gallardón con su chica arrevistada, una chica de revista que va por libre. Mira quién baila. El número de la jota política es lo más avanzado que nos dejan las elecciones. Ese número, bien aprovechado, es mucho más comunista que Putin, la santa Rusia y El Don apacible. Porque lo que más ambiente le da a una revolución es un Trotsky asesinado, un Putin cabreado y un río oportunamente mojado.