Los menores
Antañazo los menores, los adolescentes o sea, y poco más, preparábamos unas oposiciones, nos metíamos de dependientes o en el equipo local, si tenías un poco de malicia para servir cuero a los extremos. Ahora, desde tiempísimo, no necesitamos nada de eso porque, según veo en la prensa del corazón y la salsa rosa, la mujer ha descubierto el matrimonio con bebé, lo cual que rinde más en la cama aquél que todavía puede competir en Gran Hermano. Lo dicen todas. Hay que buscar y encontrar un yogurín con marcha. Son los únicos que rinden y que todavía, después del pecado se pasan por el confesor de la parroquia. Todos van para estrellas pop, cocineros ambulantes, locutores de televisión, aspirantes al puesto que ha dejado El Loco de la Colina y en este plan. Hasta te puedes encontrar en las Ventas un novillero marchoso que tiene ya la finca asegurada y el contrato para la Maestranza, o sea el magisterio de toros y toreros. En una palabra, que el mito del maduro interesante y largón se ha caído solo y ya no mola ese guardia civil de la generación de Tejero. El macho ibérico se ha comprobado también que es muy útil de día, pero sólo sirve para asaltar parlamentos de noche, que al Rey es que no le dejan parar. La mujer se casa tradicionalmente por amor, pero esta generación es la de los amores diurnos, como yo la puse, siempre buscando la bestia rosa entre las novelas de Jorge Herralde. Y a ver qué haces con una bestia rosa en casa cuando vuelva de Irak, donde le mandaron a pegar tiros. Es lo que tiene esto de poner a las jais al día. Que comparecen en el hogar después del desayuno. Ahora proclaman el amor libre para sí mismas y para el marido lo que encuentre. Estos maridos adolescentes tienen materia y material. El amor de Romeo y Julieta sólo se alimenta con Viagra. Los menores son más caprichosos en la alcoba, aparte de que la alcoba ya no existe: se ha convertido en el frigorífico. La hembra, por su parte, juega a ser un poco la madre de su amante o marido y para eso no vale un jubilado de Usos y Consumos que se tira una eterna jubilación con el dominó o la pelota vasca, que ahora está de actualidad. Hamlet es un amante retraído que manda a Ofelia irse a un convento o a una casa de perdición, según las traducciones. Pero los menores que hoy sueña Shakespeare ya no tienen morbo ni paquete como los rondadores de Lope de Vega. Las mujeres siempre han estado difíciles, y mucho más ahora que Melibea le mueve la escalera a Calixto para que se mate. Pero aún estarán más difíciles cuando se descubra que él era judío y soñaba con asustar a los palestinos, según enviados especiales y críticos de teatro. Con tanto llevar las jais o chais al furbo y al Real Madrid hemos conseguido que se aficionen al delantero adolescente y pierde uno toda esperanza de ligar un poco más. No es que seamos el graduado pero todavía aspira uno a alguna madura con misterio y tanga para volver a Ibiza. En cualquier caso prefiere uno la madurez dilapidada de la mujer con idiomas y martini a la monja alférez que nos quiere apuntar a un partido político.